miércoles, 1 de diciembre de 2010

Gafas oscuras


-He pensado algo.

-Tú siempre estás pensando en algo.

-¡Pero esta vez es distinto! No te rías de mí, ¿quieres?

-Y bien, ¿qué quieres decirme?

-Creo que me gustaría tener unas gafas oscuras. Sí, eso, ¡unas gafas oscuras! Sería fantástico.

-¿Quieres unas gafas de sol?

- No, no es lo mismo unas gafas oscuras que unas gafas de sol. ¿Sabes qué son las cámaras oscuras?

-Sí, lo sé.

-Pues, con eso, elegiría la parte optimista, la que me interesa, y me libraría de los malos pensamientos.

-No me gusta el nombre. ¿Qué tal algo más actualizado? Me convence más “gafas fotográficas”

-No seas ganso. A mí me gusta tal cual así.

-Entonces a mí no me verías para nada, directamente.

-Solo cuando callas, cielo.

- Eso me ha dolido. Además, si tú eres quien dice disfrutar de la realidad tal cual como es, ¿para qué quieres esas gafas? No eres muy consecuente, que digamos.

-Bueno, puede que tengas razón. De hecho, me parece que te quedarían mejor a ti. Al fin y al cabo, el pesimista eres tú.

-Yo no soy pesimista, solo acepto las cosas como son.

-¿Es eso lo que nos diferencia?

-Y lo que nos hace iguales. Tú no puedes vivir sin mí.

-Lo mismo digo.

-Bueno ¿adiós a la idea de las gafas?

-Solo por ahora ¿Las quieres de pasta o sin montura?

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