miércoles, 21 de julio de 2010

Tarde


-He llegado tan tarde…

-Moriré, pero sabiendo que te he podido hacer mío el tiempo que he permanecido viva.

-Siento cómo te evaporas en mis manos. No te marches, por favor.

-Sigo aquí, contigo, vida mía.

-¿Vida tuya?

-Creo que habría muerto antes. Te necesitaba para vivir un par de horas más.

-Solo he podido darte un par de horas. Un par de horas agonizantes.

-No te tortures, amor. Convierte los espasmos en risas disimuladas, y torna la tristeza de las lágrimas en loca alegría. Los sollozos no son más que risas descontroladas. Haz que el remedio a la tragedia sea una pincelada de color, y no te culpes, porque siempre serás mi héroe.

-No te vayas.

-No me he movido.

-Si tú mueres, lo haré yo también.

-Ah, no, no lo harás. Seguirás viviendo.

-Viviré por ti.

-Estás equivocado. Viviré en tu recuerdo, pero debes vivir, y continuar con tu vida. La felicidad… la felicidad…

-¡¿Qué ocurre?!

-Me siento tan débil…

-No me abandones…

-Deja de ser tan egoista. Me estoy muriendo, ¿quieres dejar de pensar en ti?

-No frivolices con esto…

-Si es la verdad.

-Te amo.

-Y yo a ti… para siempre.

1 comentario: