
(Imaginación en marcha)
-Hola.
-Hola.
-Hacía mucho que no nos veíamos…
-Es cierto. Y eso que, en el fondo, no vivimos tan lejos.
-He pensado en ti constantemente, no te creas que te tengo olvidado.
-No lo dudo, aunque últimamente no me lo has demostrado mucho.
-Podría decirte mil excusas; ninguna me parece justificable. Lo siento.
-Bueno, está bien.
-Creo que tengo algo tuyo.
-Sí, es cierto.
-¿Para qué lo querías?
(Error en la objetividad)
-Para verte a ti.
-Mentiroso.
-¿Y qué te hace pensar que no es verdad?
-No sé, no me fío de ti.
-Vaya, así que no te fías de mí…
-Es broma… a medias. He aprendido a no fiarme de ti. Eres una mala influencia.
-Lo soy.
-Mi mala influencia.
-Ciertamente, sí.
-Te he echado de menos.
-Yo también a ti. Necesitaba hablar contigo.
-Y bien, ¿qué querías?
(El deseo ha provocado una desviación en la fantasía, la realidad no ha sido encontrada. El equipo procederá a apagarse)
Danos tu comentario
Publicar un comentario